‘Patsy, mi amor...’

La primera vez que vi ‘Patsy mi amor’, sospeché que estaba destinada a convertirse en una de mis películas favoritas. Sin saber todo lo que aquel film encerraba me dejé llevar por los diálogos de una de las películas mexicanas más representativas de la psicodelia sesentera del cine mexicano. 


Exhibida en 1969, a primera vista ‘Patsy mi amor’ puede parecer una película común y corriente de la época. Fue precisamente bajó esa premisa que la primera vez que me topé con ella estuve a casi nada de cambiar de canal sino hubiera sido porque un par de diálogos de la escena en turno me insinuaron que aquella película de ordinaria no tenía nada. Si bien la historia no es nada del otro mundo, el contexto en el que esta se desarrolla y el reflejo de aquel México de los años sesenta son convertidos en recursos tan efectivos que siguen funcionando después de casi cuarenta años. Entonces, ¿dónde radica la magia de ‘Patsy mi amor’?... ¿les dice algo que el nombre del guionista del film es Gabriel García Márquez?.

Cuando me enteré de aquel detalle todo tuvo sentido. No exagero. Uno inmediatamente percibe que aquel guión fue concebido por un novelista, y gracias a Dios, la estética concebida por el colombiano fue respetada por el director. Por supuesto el resultado es mil veces mejor al de ‘El Amor en los tiempos del Cólera’, pues está se trata de una adaptación que deja mucho que desear de la novela del Premio Nobel. En cambio, ‘Patsy mi amor’, escrita específicamente para cine, nos ofrece una historia en la que los ‘guiños’ al mundo de García Márquez están presentes a cada momento.

‘Patsy mi amor... el despertar de una adolescente’ nos ofrece la oportunidad de disfrutar una historia un tanto alejada de la estructura típica de sus narraciones. Para empezar la historia ocurre en la Ciudad de México, una orbe que empezaba a despertar a la modernidad y cuya sociedad se fusionaba singularmente con las ideologías de rebeldía y despertar sexual propio de la juventud de la época. Patsy, la protagonista, lejos de ser un adulto o anciano, es una joven curiosa y con unas ganas arrebatadoras de comerse al mundo. A pesar de vivir en medio de lujos y comodidades con su padre, quiere saber de la vida, descubrir aquel mundo que a causa de su inexperiencia le parece seductor y sobre todo, quiere amar, jugar con fuego, descubrir esa pasión que se encierra más allá de un simple coqueteo. En medio de la música de rock, autos convertibles inmensos y fiestas psicodélicas, Patsy descubre que el poder de su belleza y su encanto natural le alcanza para que cualquier joven de su edad caiga rendido a sus pies. Y sin embargo, esa misma travesura la hará caer en las garras de un hombre casado que, aprovechándose de la ingenuidad de Patsy, la seducirá hasta llenar su vida de confusión. Así descubre que el amor es más peligroso de lo que parece.

Tengo mis propias teorías sobre lo que me atrajo de esta película y aunque podría enumerar infinidad de puntos, al final todo converge en el encanto de la protagonista. La suma de la Patsy sabiamente creada por García Márquez más la personificación de Ofelia Medina conjuran a un personaje tan tierno como seductor. Apostaría que cualquier hombre caería rendido ante esa mezcla así de mortal.

Hoy mi corazón está enganchado a una balada de los sesenta.